sábado, 17 de diciembre de 2016

Crítica A propósito de Llewyn Davis: la belleza de lo trágico.


Con una fotografía fría y estética y una gama de colores mayoritariamente de azules y marrones se nos presenta A propósito de Llewyn Davis. Un estilo tirando a lo fúnebre como si nos anticipase el fracaso al que el protagonista está destinado.

Esta es una cinta con una cantidad de aciertos asombrosa aunque dentro de lo que es exclusivamente el desarrollo de la historia creo que destacarían dos. El primero es el personaje principal, tanto por cómo está escrito como por la magnífica interpretación de Oscar Isaac. Nos encontramos ante una persona con una perpetua cara de cansancio cuya causa no es únicamente dormir mal, alguien que persigue un sueño que es incapaz de alcanzar, que tiene que resignarse al fracaso y a pedir asilo a sus allegados por culpa de un piso que no puede pagar y; finalmente,  a un hombre desesperado e inseguro.
Todo esto que define a nuestro protagonista es capaz Isaac de plasmarlo perfectamente en pantalla dotando así a Llewyn de una naturalidad y personalidad conmovedoras. Todo un pecado que no fuese siquiera nominado a los Óscars.



El otro aspecto más plausible dentro del filme es el estilo pasota que rodea a toda la película, o, quizás, sería mejor decir realista. La cinta nunca tiende hacia la espectacularidad para buscar el apoyo del gran público y se conforma con ser contada desde una perspectiva de autenticidad aun sin perder su toque personal, lo cual fue quizá el motivo de que pasase bastante desapercibida.
 Quien diga que el mundo en que vivimos es uno amable y que en todo momento nos tiende la mano ciertamente miente. Habitamos en un lugar más bien hostil, aun sin serlo completamente, y que no nos otorga las mismas posibilidades a todos; como bien refleja la película. En el film nuestro protagonista es alguien que tiene que recurrir a sus amigos o familiares en busca  de ayuda y no siempre la encuentra, una persona que busca su sitio en el mundo de la música y a pesar de su innegable habilidad no lo ocupa porque no tiene un tirón comercial ¿No es acaso así la vida y no es de esta manera como nos la muestra A propósito de Llewyn Davis?



Lo más curioso es que aun con esta recurrente existencia agria que envuelve a Llewyn todo en conjunto no deja de mostrarse como un producto nada menos que hermoso. Como acertadamente dice Luis Martínez, el crítico de El mundo, es un elogio a la derrota. Uno por cierto, que no debería de perderse nadie por todo lo que es capaz de transmitir.
La música que invade algunas escenas de la película se merece una mención aparte. Canciones que se te quedan grabadas en la memoria y que contribuyen, aún más si cabe, a hacer de esta película algo grande.



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