sábado, 18 de marzo de 2017

Crítica Petal Dance: cine de sensaciones


Soy una persona a la que le gustan las propuestas diferentes en el cine. Obviamente distinto no es igual a bueno, pero, ¿acaso no es fantástica la sensación de saber que te vas a enfrentar a algo nuevo? Dar una buena bocanada de aire y esperar a ver qué es eso que está por venir, aquello que va a pasar frente a tus ojos y va a enseñarte algo que no habías visto antes. En este caso es Petal Dance, y es algo, simplemente, sensacional.

Pararse en los paisajes, fijarse en las miradas, alargar los silencios. Regodearse en las imágenes y darles un papel y sentido propios es algo a lo que juega esta película y que hace de manera única. Logra trascender la pantalla y transportarte a otro lugar, recordar viejas experiencias y sentir cosas nuevas. Su tremendamente hermosa fotografía fría, pero de calidez oculta, te invita y te lleva de la mano a la reflexión y a disfrutar relajadamente de la sucesión de perfectas composiciones visuales que el director logra estampar en la cinta.


Y bajo estas inmejorables formas que rodean a la película se encuentra además una historia contada de manera atípica, gracias a los elementos anteriormente mencionados, que en absoluto ha de ser tomada como menos. Cuatros mujeres que emprenden un viaje, cada una con sus propios problemas, ninguna tiene del todo claro si hacerlo, no saben si les servirá de algo, pero… Con la intención desesperada de dejar atrás  todo aquello que les atormenta se embarcan en él, como último recurso, al fin y al cabo ¿Qué tienen que perder?

Los diálogos, que podrían tomarse erróneamente como vacíos e insustanciales, nos hacen ver la manera en que cada una contempla la vida y su forma de enfrentarse a esta. Partiendo de la naturalidad, las palabras aparentemente comunes que estas mujeres intercambian nos hacen meternos en sus vidas, con todo lo que ello supone, e indirectamente dirigirnos a las nuestras y hacernos pensar en lo que respecta a nosotros mismos.



Es increíble ver además ese perfecto entendimiento que parece existir entre las cuatro chicas, aun habiendo una de ellas que acaba de conocer a las otras tres,  se denota, gracias a las espléndidas interpretaciones, una complicidad entre todas. No saben que problemas exactamente retiene cada una, pero si son conscientes de que los tienen y actúan como tal. Los pequeños gestos y detalles nos hacen saberlo, y las preciosistas imágenes y movimientos de cámara consiguen enfatizarlo llevando a la cinta al esplendor.



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